La intervención social en el final de la vida, situaciones de grandes catástrofes y emergencias sociales

La intervención de los profesionales sociales es esencial, no obstante, hay que preguntarse por qué ha tenido mucha más repercusión y reconocimiento la acción de otras profesiones y cuerpos. Ana Lima, investigadora y docente de Trabajadora Social y Servicios sociales y
miembro del Consejo Asesor de la Fundación Mémora, lanza el reto de visibilizar a la sociedad el papel de las profesiones sociales. 

Ana Lima Fundación Mémora

La intervención social en el final de la vida viene asociada tradicionalmente con los procesos de atención en dependencia, cuidados paliativos y cuidados de larga duración, no obstante, también los profesionales se enfrentan a situaciones de emergencias sociales y grandes catástrofes donde se requiere una importante atención psicosocial vinculada a la muerte y los traumas, además de la intervención sanitaria, jurídica, de cuerpos de seguridad, etc. 

En este ámbito especifico los profesionales de la intervención social se pueden enfrentar a situaciones donde se producen fallecimientos y, en muchos casos tienen que atender a supervivientes, así como a familiares, amigos y allegados de las personas fallecidas. 

En estos casos es muy importante la actuación en equipos multidisciplinares, la formación específica y los protocolos de actuación previos a la intervención. Lo que pone en relieve la fase previa de la emergencia donde la formación, la planificación de los recursos y los procedimientos son fundamentales para garantizar una buena actuación

Durante la intervención social el acompañamiento y la gestión de recursos necesarios para el abordaje son consustanciales a la fase de ejecución de las acciones de atención, igualmente no hay que olvidar que la intervención posterior es crucial, son conocidos muchos casos en los que las personas han sido condenadas al olvido después del intenso foco de intervención durante una situación de emergencia social. Una situación ocurrida recientemente en octubre de 2024 tipificada como una emergencia de gran magnitud en Valencia es denominada la DANA, su impacto ha derivado en muchas personas damnificadas y, además, se produjeron víctimas mortales y desaparecidas. 

Es usual tal y como ha ocurrido que estas situaciones tengan un mayor impacto en personas en situación de vulnerabilidad como son las personas mayores en situación de dependencia, las personas con discapacidad, los niños y las niñas. En esta situación los grupos organizados profesionales de trabajo social de atención en emergencias sociales y grandes catástrofes han realizado un gran papel en cuanto a la evaluación de las necesidades de las personas y familias afectadas, el establecimiento de mecanismos de coordinación de la ayuda, así como en la movilización de los recursos necesarios. Contribuyendo también a la realización de labores de información, documentación y difusión a través de Web y redes sociales de la situación y su evolución.

Según fuentes del Consejo General del Trabajo Social, personas expertas en la materia evaluaron el impacto de la intervención de los profesionales sociales como esencial, fundamentalmente en cuanto a la priorización de la intervención en los territorios afectados, teniendo en cuenta que sus funciones han sido cruciales en la evaluación inicial y clasificación de necesidades, gestionar alojamientos temporales y de refugio, ofrecer soporte emocional y psicosocial a personas damnificadas, afectadas y profesionales, identificar y reunificar unidades familiares, coordinación interinstitucional, organización y comunicación, o apoyo a la recuperación a medio y largo plazo, entre otras.

El impacto de la acción profesional en el ámbito social de grandes emergencias y catástrofes como ha sido recientemente en La DANA ha sido valorado muy positivamente, no obstante, hay que preguntarse por qué ha tenido mucha más repercusión y reconocimiento la acción de otras profesiones y cuerpos. Por ello, quiero terminar este articulo lanzando el reto que tenemos las profesiones sociales para visibilizar aún más en la sociedad la acción social desde equipo multidisciplinares en las emergencias sociales y catástrofes vinculadas al final de la vida y construir una mayor identidad en este ámbito de intervención. 

Autora:
Ana Isabel Lima Fernández 
Investigadora y docente de Trabajadora Social y Servicios sociales 
Miembro del Consejo Asesor de la Fundación Mémora