Desde Fundación Mémora queremos visibilizar la figura de la trabajadora social y hoy, 21 de marzo, con motivo del Día Internacional del Trabajo Social, entrevistamos a Encarna Martín. Considera que su labor es valorada y reconocida aunque lamenta la falta de recursos.

Hoy, 21 de marzo, es el Día Internacional del Trabajo Social. En esta ocasión, el lema es “Respetando la diversidad a través de la acción social conjunta”.
Esta fecha conmemora el compromiso, la contribución y la labor de estos profesionales como conocedores/as de primera mano de la realidad social, líderes del cambio y de la intervención social, e impulsores de la lucha y la garantía de los derechos sociales de la ciudadanía. Más que nunca, este día debe dar el reconocimiento y orgullo que éstos se merecen a la par que promover su importante labor.
El tema de este año se debe a la oportunidad de reconocer cómo las comunidades pueden realizar acciones poderosas que conduzcan a una transformación social inclusive.
Para reconocer la labor de todos estos profesionales, hoy entrevistamos a Encarna Martín Robles, trabajadora social en el Hospital Clínic de Barcelona.
¿Resumidamente, cuáles son tus funciones? ¿Cómo es tu día a día?
La función principal es la atención a la/el paciente y/o familia. Establecer un diagnóstico social y un plan de trabajo conjunto con el equipo asistencial. Es necesaria la coordinación interna y extrahospitalaria con los servicios de la red comunitaria. Fundamental la participación activa en comisiones de trabajo intra y extrahospitalarias. La docencia, formación y la investigación, este último aspecto es importante que la profesión de trabajo social lo desarrollemos más. En mí día a día para la consecución de las funciones indicadas mantengo un trabajo cercano y conjunto con el equipo asistencial.
¿Cómo acompañas a las familias en tu lugar de trabajo?
A las familias al igual que a los/las pacientes se les acompaña, estableciendo una relación de ayuda adecuada. Han de sentir que se les entiende, comprende y respeta.
¿Cómo crees que se ve tu labor desde fuera?
Creo que, desde fuera, refiriéndome al equipo con el que trabajo, a la institución y sin olvidar a las personas atendidas, la labor es valorada y reconocida.
¿Qué dificultades puedes encontrarte en tu día a día?
La mayor dificultad del día a día es la falta de los recursos para poder hace frente a los problemas. Siempre la necesidad fue mayor a los recursos disponibles, pero la distancia entre ambos cada vez es más amplia.
¿Qué te impulsó a trabajar en el sector?
Con sinceridad no conocía la profesión, estamos hablando de la década de los 80, alguien de mi entorno estudiaba trabajo social, me informó, me atrajo estudiar lo mismo. Llegué al sector sanitario por casualidades de la vida, jamás pensé en este sector, en cuanto lo conocí nunca más pensé en cambiarme y hasta aquí.
¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo?
Lo que más me gusta es la relación con pacientes y sus familiares. Esa relación de ayuda que se establece.
¿Cómo afrontas la muerte?
Es difícil responder a esta pregunta de forma genérica. Siempre se dice que la muerte forma parte de la vida, pero si soy sincera lo vivo como una fatalidad que puede ser más o menos traumática según la cercanía y la causa de la muerte.
¿Ha cambiado tu forma de vivir la vida y la muerte desde que trabajas como trabajadora social?
Me ha enseñado a valorar más las cosas, a relativizar situaciones. He aprendido mucho sobre como tantas personas que he conocido han afrontado su enfermedad o la de familiares, así como la muerte.
¿Cuál es la clave para no llevarte el trabajo a casa? (Que no te afecte en tu vida personal)
Para ello se requiere de un buen equilibrio personal. Saber aproximarte a la situación del otro, pero saberte retirar también, si no es de esta forma no se puede establecer una buena relación de ayuda.
¿Alguna anécdota/recuerdo que quieras compartir?
En 35 años de profesión por descontando que hay muchas anécdotas y muchos recuerdos, difícil destacar uno.